"Los deportistas siempre necesitamos la estabilidad de una familia, por eso yo me casé; además de amar a mi esposa"
El lanzador grandeliga de los Tigres de Detroit, Armando Galarraga, disfruta de sus días de descanso en Venezuela en compañía de su familia y de sus amigos de la infancia
A donde quiera que va le preguntan si es el hijo de Andrés Galarraga. Pero no, lo único que tiene en común con "el Gato" es su apellido, su paso por los Leones del Caracas y su condición de grandeliga.
Armando Galarraga, el niño consentido de José y María -sus padres- y de Betsalí- su hermana-, el muchacho dormilón de nativo de Cumaná, el mago de los Tigres de Detroit; el joven obsesionado por su figura, por su peso, trata de hacerse camino entre la afición venezolana, intenta consolidar su nombre y convertirse en un ídolo."A veces es un poco incómodo, porque me lo preguntan en todos lados y siempre tengo que estar diciendo que no. Obviamente que me lo pregunten es un honor", dice Armando, de 26 años de edad.
-¿Te gustaría ser un ídolo y ser reconocido como Andrés?
-Sí. Quiero ser un ídolo, pero también quiero ser reconocido como Armando Galarraga, como el muchacho humilde y familiar que soy.
-Pero esa es una responsabilidad muy grande, además que perderás un poco de la tranquilidad con la que puedes salir y caminar ahorita por las calles de Caracas, ¿estás dispuesto eso?
-Sí, si lo estoy. Sé que puede ser un poco fuerte, pero me gustaría ser un ídolo, un ejemplo a seguir para la juventud.
En cuanto a mi privacidad, creo que me podría acostumbrar. En Detroit vi cómo los aficionados siempre se le acercaban y seguían a Miguel (Cabrera), a Carlos Guillén y a Magglio (Ordóñez). Eso me gustó, porque además ellos lo disfrutaban. -Tu actitud, sin embargo, no parece ser la de alguien a quien le gusta estar expuesto al público.
-Sí, es verdad. Lo que pasa es que yo soy muy callado, pero si me ves con la gente a la que quiero, mi familia, mis amigos, es distinto. Creo que puedo ser así con los fanáticos.
-En estos días que has estado en Venezuela, después de registrar esa temporada de ensueño con los Tigres, las personas te han reconocido.
-No, no mucho. Creo que la gente me reconoce más en Detroit que aquí, pero eso está bien, porque la pasada fue mi primera gran temporada, en Grandes Ligas. Aquí me irán conociendo después, poco a poco.
-¿Cómo si los Tigres no te dejan jugar en Venezuela?
-Ese es un problema, porque yo quiero jugar con el Caracas, quiere pitchear aquí, pero los Tigres no quieren. Ellos me están cuidando, porque lancé mucho este año. Pero en diciembre voy a ver si les digo para pitchear.
Pero si no puedo jugar en Venezuela, creo los fanáticos me podrán conocer por lo que yo vaya haciendo en Estados Unidos, aquí los medios siempre han estado pendiente de mí.
-¿Qué has hecho en estos días en Venezuela?
-He estado con mi familia, disfrutando de ella y he salido bastante con mis amigos.
-¿Cuándo estás con tus amigos que haces?
-Salimos a rumbear, o hacemos parrillas en casa de alguien, o vemos juegos de beisbol, sobre todos los Caracas-Magallanes, porque casi todos ellos son magallaneros.
En estos días me he burlado de ellos porque Caracas ha ganado.
-Y ¿qué te dicen ellos?
-Que vaya yo a pitchear para que me caigan a palos. Pero que va, eso no va a pasar.
-¿Eres dormilón?
-Sí, bastante. Siempre me ha gustado dormir. Pero a veces en eso influye que me acuesto muy tarde viendo televisión.
-¿Tienes algunas películas favoritas?
-Sí, muchas. Pero las principales son El último samurai y Ganster Americano.
-¿Qué tipo de música te gusta?
-Salsa y merengue, son las que más me gustan, sobre todo para bailar.
No me gusta el reggaeton, pero cuando hay que bailarlo lo bailo.
-Has dicho que te gusta comer mucho, algunas vez tuviste problemas con tu peso.
-No, de verdad que no. Pero hace poco me puse a dieta porque me vi gordo en televisión. Así que le dije a mi esposa que dejaria de comer un poco.
Eso fue como una medida de cuidado, no porque me lo haya pedido el equipo. Lo que pasa es que no me gusta verme gordo, para evitar eso me cuido mucho.
-Hace cuánto tiempo te casaste?
-Un año. Fue en diciembre de 2007. Ya tenía seis años de novio con mi esposa. Ella se llama Christina y es gringa, y trabaja como fisioterapeuta.
Tuvimos que hacer dos bodas, una aquí y otra allá, porque no toda su familia podía venir aquí ni toda la mía podía ir para allá.
-¿Por qué una estadounidense y no una venezolana?
-Porque era ella la indicada y no otra. Eso es algo que se sabe, que se siente.
Además creo que hay diferencias entre las venezolanas y las gringas. Las mujeres de allá (Estados Unidos) son de carácter más suave que las de aquí y eso me gustó.
Uno como deportista siempre necesita la estabilidad de una familia, por eso me casé con ella, además de amarla.
Por Billy Russo - Foto Paulo Pérez Zambrano
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