“No hay mejor persona que él”

Pablo Sandoval recibió a Jesús Guzmán en San Francisco. Fueron vecinos de locker y crearon una bonita amistad. Lo llevaba a comer a su casa
Compartió con Guzmán en la bahía

CARACAS.- El año pasado cuando Jesús Guzmán subió a las Grandes Ligas con los Gigantes de San Francisco, Pablo Sandoval ya era “Kung Fu Panda”, “Pandoval”... era figura en la bahía.
Guzmán, por su parte, no era más que un novato, un joven que estaba viendo cumplir su sueño de vida.
Un abismo separaba a ambos criollos en cuanto a sus estatus en Estados Unidos. Ahora, se trataba de dos peloteros que en Venezuela venían de ser las vedette de sus respectivos conjuntos, y no de cualquier escuadra, sino las de mayor arraigo en el país: Leones del Caracas y Navegantes del Magallanes.
El oriental, Guzmán, remolcó 67 carreras en la 2008/09 para imponer un nuevo récord absoluto en la pelota nacional. El carabobeño, Sandoval, conectó .396 y se llevó el campeonato de bateo. Nadie era más aplaudido por los parciales caraquistas que el de Cumanacoa (aunque la gente se volvía loca cuando sonaba “El hacha” de José Castillo), mientras que el carisma del regordete paleador ambidiestro caló hondo en el corazón magallanero.
Así que aunque uno era fijo en la alineación de San Francisco y el otro sólo un recién ascendido de triple A, nadie se veía por encima del hombro. Lo ocurrido en la LVBP creó una relación de mutuo respeto y la fresca personalidad de ambos propició el nacimiento de una amistad. Una que queda al descubierto en los clásicos de los eternos rivales cuando Jesús y Pablo, como panas que son, no pierden la oportunidad de conversar durante largos minutos en cualquier espacio del terreno de juego.
“Tenemos una relación de amistad. Este año compartimos un poco en Grandes Ligas; incluso, compartimos también en el spring training y una de las cosas importantes que estuvimos hablando mucho en Estados Unidos fue el trabajo que él (Guzmán) hizo en Venezuela, el trabajo que estuvo haciendo en triple A y que le valió el llamado a Grandes Ligas”, comentó Sandoval el pasado martes en el marco del último Caracas-Magallanes de la temporada regular.
Pablo fue quien adaptó a Jesús al grupo. Sus lockers quedaron juntos en el AT&T Park, lo que también contribuyó a la compenetración.
“Él estaba al lado de mi locker, así que todos los días hablábamos. Escuchábamos música, ya que a él no le gustan los juegos de video. Oíamos reguetón, música llanera, salsa, de todo... vallenato; incluso, comíamos juntos en el clubhouse, siempre me esperaba a mí para comer. Mejor persona que él no hay”, acotó Sandoval.
Al magallanero le asignaron una casa en San Francisco. El caraquista dormía en hotel, pues su estancia arriba era momentánea. El de Puerto Cabello tenía la posibilidad de degustar un plato hogareño. El sucrense, en cambio, estaba obligado a la gélida –no literal– gastronomía de restaurantes y comidas rápidas.
Pero Sandoval demostró tener un corazón más grande que su talento. “Lo llevaba mucho a mi casa a comer, a almorzar, ya que él se quedaba en un hotel. Salíamos mucho al centro comercial a comprar, compartimos bastante en el poco tiempo que estuvo en las mayores”, prosiguió “Pandoval”, quien califica a Guzmán como una “persona alegre”. Lo dice el hombre de la sonrisa perenne, uno que puede dar mil entrevistas en una hora y en todas muestra la mejor disposición.
Quizás esa sea la clave de las buenas migas que existe entre ambos. “Guzmán es una persona alegre, se puede saber que es oriental por lo chistoso que es. Hace reír mucho a las personas y tiene un carisma muy grande. Tenemos la personalidad alegre, siempre éramos los payasos del grupo y creo que eso nos convirtió en mejores amigos”, indicó.
Una anécdota: la hay, pero Pablo se la reserva: “Sí la tengo, pero no la quiero decir. No puedo compartir ninguna, todas son… anécdotas chistosas, pero que no se pueden decir al aire”.

Fuente: http://www.liderendeportes.com/Noticias/?id=92033&sid=67
Lunes 14 de diciembre de 2009 6:39 AM
Por Carlos Alberto Zambrano - Foto Nelson Pulido