Valencia, enero 19 (Jorge Seba).- No existe alguien con más ganas de vestir el uniforme de Magallanes en la tercera final ante Caracas que Alvaro Espinoza.
Bueno, probablemente Pablo Sandoval. Pero la emoción que embarga en estos momentos a Espinoza, con el simple hecho de recordar aquella primera batalla (que tuvo lugar en la temporada 1993-94), no tiene comparación ni manera de expresarla con simples palabras.
"La emoción entró en mí desde que se vislumbraba una tercera final Caracas-Magallanes", comentó el ex pelotero a través del hilo telefónico, desde su residencia en los Estados Unidos. "Y desde que me hiciste la pregunta, la emoción aumentó. Quisiera poder explicarlo con palabras pero no puedo, simplemente tienes que vivirlo".
Espinoza formó, junto a Carlos García, la chispa que guió a Magallanes durante esa serie decisiva contra los capitalinos, que además significó (en aquel entonces) el primer título de los navieros en 15 años. Con el bate armonizaron una llave en la alineación del manager Tim Tolman (segundo y tercero, respectivamente) que daba mucho de qué hablar.
Sin embargo, fue en el campo donde la química proliferó entre ellos y esa dupla que conformaron alrededor del segundo cojín los llevó a ser más que compañeros de equipo. "Carlos es mi 'pana', quiero y deseo que sea campeón", afirmó emocionado Espinoza. "Quisiera estar allá con él, con el club, vistiendo el uniforme del Magallanes para volver a vivir esa emoción".
"Sé que Carlos hizo todo lo posible para que yo estuviera con él durante esta temporada, como técnico o coach", continuó. "Pero al final no se pudo, no se dieron las cosas. Pero sé que él trató de involucrarme".
Magallanes conquistó la final en siete juegos, tras perder los dos primeros en el José Bernardo Pérez de Valencia. Luego de sobreponerse con dos triunfos y una derrota en los tres desafíos que correspondían en el Universitario, la serie regresó a casa en donde los "eléctricos" marcaron la historia.
En el sexto juego, Urbano Lugo y Juan Carlos Pulido se fajaron en un duelo monticular de leyenda, maniatando cada uno a sus rivales durante ocho entradas de labor. En el cierre del noveno, todavía ante Lugo, García recurrió a la velocidad de sus piernas para romper el maleficio y dejar en el terreno a Caracas 1-0.
"El Almirante" abrió la entrada con tubey y se corrió hasta la antesala luego con elevado de Oscar Azócar.
"Recuerdo como si fuera ayer ese fly de Azócar, luego del doble de Carlos", rememoró Espinoza. "Después Carlos anotó con fly de Andrés Espinoza y todos celebramos en el home. Ahí empatamos la serie. Son tantos los momentos que se me vienen a la cabeza de aquella final".
Sin embargo, el instante que recordó con más emoción fue el out 27 del séptimo juego. García tomó un rolling por los lados de la intermedia, se la dio a Espinoza y éste forzó en la segunda almohadilla, con las manos en alto. Luego vino el abrazo con García y más atrás la inolvidable celebración.
"Sólo puedo decir que yo he vivido de todo, hasta una Serie Mundial. Pero nada se compara con una final Caracas-Magallanes", insistió el ex campocorto. "A los muchachos que la van a vivir ahorita por primera vez, sepan que los nervios son normales. Pero esos nervios se van apenas agarras tu primer rolling o tomas tu primer turno con el bate".
El pronóstico de Alvaro, para esta tercera batalla, fue subjetivo y él mismo lo admitió. "Soy magallanero de corazón, deseo que gane mi equipo y que gane mi 'pana'".
Bueno, probablemente Pablo Sandoval. Pero la emoción que embarga en estos momentos a Espinoza, con el simple hecho de recordar aquella primera batalla (que tuvo lugar en la temporada 1993-94), no tiene comparación ni manera de expresarla con simples palabras.
"La emoción entró en mí desde que se vislumbraba una tercera final Caracas-Magallanes", comentó el ex pelotero a través del hilo telefónico, desde su residencia en los Estados Unidos. "Y desde que me hiciste la pregunta, la emoción aumentó. Quisiera poder explicarlo con palabras pero no puedo, simplemente tienes que vivirlo".
Espinoza formó, junto a Carlos García, la chispa que guió a Magallanes durante esa serie decisiva contra los capitalinos, que además significó (en aquel entonces) el primer título de los navieros en 15 años. Con el bate armonizaron una llave en la alineación del manager Tim Tolman (segundo y tercero, respectivamente) que daba mucho de qué hablar.
Sin embargo, fue en el campo donde la química proliferó entre ellos y esa dupla que conformaron alrededor del segundo cojín los llevó a ser más que compañeros de equipo. "Carlos es mi 'pana', quiero y deseo que sea campeón", afirmó emocionado Espinoza. "Quisiera estar allá con él, con el club, vistiendo el uniforme del Magallanes para volver a vivir esa emoción".
"Sé que Carlos hizo todo lo posible para que yo estuviera con él durante esta temporada, como técnico o coach", continuó. "Pero al final no se pudo, no se dieron las cosas. Pero sé que él trató de involucrarme".
Magallanes conquistó la final en siete juegos, tras perder los dos primeros en el José Bernardo Pérez de Valencia. Luego de sobreponerse con dos triunfos y una derrota en los tres desafíos que correspondían en el Universitario, la serie regresó a casa en donde los "eléctricos" marcaron la historia.
En el sexto juego, Urbano Lugo y Juan Carlos Pulido se fajaron en un duelo monticular de leyenda, maniatando cada uno a sus rivales durante ocho entradas de labor. En el cierre del noveno, todavía ante Lugo, García recurrió a la velocidad de sus piernas para romper el maleficio y dejar en el terreno a Caracas 1-0.
"El Almirante" abrió la entrada con tubey y se corrió hasta la antesala luego con elevado de Oscar Azócar.
"Recuerdo como si fuera ayer ese fly de Azócar, luego del doble de Carlos", rememoró Espinoza. "Después Carlos anotó con fly de Andrés Espinoza y todos celebramos en el home. Ahí empatamos la serie. Son tantos los momentos que se me vienen a la cabeza de aquella final".
Sin embargo, el instante que recordó con más emoción fue el out 27 del séptimo juego. García tomó un rolling por los lados de la intermedia, se la dio a Espinoza y éste forzó en la segunda almohadilla, con las manos en alto. Luego vino el abrazo con García y más atrás la inolvidable celebración.
"Sólo puedo decir que yo he vivido de todo, hasta una Serie Mundial. Pero nada se compara con una final Caracas-Magallanes", insistió el ex campocorto. "A los muchachos que la van a vivir ahorita por primera vez, sepan que los nervios son normales. Pero esos nervios se van apenas agarras tu primer rolling o tomas tu primer turno con el bate".
El pronóstico de Alvaro, para esta tercera batalla, fue subjetivo y él mismo lo admitió. "Soy magallanero de corazón, deseo que gane mi equipo y que gane mi 'pana'".
Fuente: http://www.notitarde.com/deportes/deportes5.html
Valencia, 20 de Enero de 2010
Foto: Archivo Notitarde
Valencia, 20 de Enero de 2010
Foto: Archivo Notitarde
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