El campocorto de los melenudos trata de relajarse previo al clásico Caracas-Magallanes
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El infielder compartió con Líder
El infielder compartió con LíderCARACAS.- “Soy un tipo flojo (risas). Por lo general, duermo bastante y mis mañanas las paso viendo televisión o jugando PlayStation en mi cuarto. Así me relajo”, así relata Gregorio Petit cómo son las horas previas al Caracas-Magallanes.
Sentado en el lobby del hotel Meliá Caracas, el shortstop y figura de los Leones se refiere a su rutina diaria y a cómo cambia durante un choque de los eternos rivales. “Trato de prepararme igual para cada juego, porque todos son importantes. ¿En qué cambia un Caracas-Magallanes?, en que ese día hay que apagar el teléfono porque todo el mundo te pide entradas”, cuenta Gregorio con una sonrisa parecida a la que pone cuando se roba una base. Con mucha naturalidad, Petit se recuesta en la silla y sigue recordando las cosas que hizo en un día como hoy.
“Esta mañana me levanté tarde, me acosté tarde ayer, no tenía sueño. Normalmente conecto el PlayStation y me pongo a jugar juegos de guerra, nada de beisbol, eso sí (risas). Creo que el único que tengo es porque un sobrinito me dijo que salía yo”.
En un momento de la conversación el mirandino comienza a hablar con un tono más serio, cordial pero más serio, acerca del tiempo en que pasa con la familia. “Creo que eso quedará para un día como mañana que estoy libre y podré pasar un rato con mi mamá. Por lo general, no me gusta llevarme a mi familia cuando estoy de gira porque quiero que estén cómodos”.
La advertencia de no mirar el teléfono previo al choque no es aplicada por Petit, quien por un momento desvía la mirada para atender un mensaje que le llega, algo que sucede recurrentemente en la charla. Gregorio sigue hablando de cosas personalísimas como el hecho de encomendarse a Dios antes de cada turno.
Camino al estadio
Transcurrida media hora, Petit pide permiso, el reloj marca la 1:25 y a las 2:00 debía salir para el estadio, pero antes tenía que pasar por el banco. Pasan 15 minutos y está listo. “Menos mal no me reconoció mucha gente, porque estaba apurado”, explica, antes de pedir otro permiso, esta vez para subir a buscar sus cosas.
Cuando llega, lo hace a bordo de una camioneta Chevrolet Escalada, su copiloto es César Quintero, su amigo y compañero de equipo. En el trayecto que va de El Recreo al parque Universitario, va sonando la canción “Bailando”, de Daddy Yankee, mientras Gregorio la tararea. “Es que me relaja mucho, porque me dan risa las letras de las canciones. Este disco es de un concierto que él dio en Higuerote”, antes de llegar al parque, hace una última parada para echar gasolina. El reloj marca las 2:20 exactamente cuando termina de estacionarse para ir a entrenar. “Es que soy muy flojo, pero me gusta llegar temprano”, dijo antes de bajarse de su carro, lo esperaba un Caracas-Magallanes.
Sentado en el lobby del hotel Meliá Caracas, el shortstop y figura de los Leones se refiere a su rutina diaria y a cómo cambia durante un choque de los eternos rivales. “Trato de prepararme igual para cada juego, porque todos son importantes. ¿En qué cambia un Caracas-Magallanes?, en que ese día hay que apagar el teléfono porque todo el mundo te pide entradas”, cuenta Gregorio con una sonrisa parecida a la que pone cuando se roba una base. Con mucha naturalidad, Petit se recuesta en la silla y sigue recordando las cosas que hizo en un día como hoy.
“Esta mañana me levanté tarde, me acosté tarde ayer, no tenía sueño. Normalmente conecto el PlayStation y me pongo a jugar juegos de guerra, nada de beisbol, eso sí (risas). Creo que el único que tengo es porque un sobrinito me dijo que salía yo”.
En un momento de la conversación el mirandino comienza a hablar con un tono más serio, cordial pero más serio, acerca del tiempo en que pasa con la familia. “Creo que eso quedará para un día como mañana que estoy libre y podré pasar un rato con mi mamá. Por lo general, no me gusta llevarme a mi familia cuando estoy de gira porque quiero que estén cómodos”.
La advertencia de no mirar el teléfono previo al choque no es aplicada por Petit, quien por un momento desvía la mirada para atender un mensaje que le llega, algo que sucede recurrentemente en la charla. Gregorio sigue hablando de cosas personalísimas como el hecho de encomendarse a Dios antes de cada turno.
Camino al estadio
Transcurrida media hora, Petit pide permiso, el reloj marca la 1:25 y a las 2:00 debía salir para el estadio, pero antes tenía que pasar por el banco. Pasan 15 minutos y está listo. “Menos mal no me reconoció mucha gente, porque estaba apurado”, explica, antes de pedir otro permiso, esta vez para subir a buscar sus cosas.
Cuando llega, lo hace a bordo de una camioneta Chevrolet Escalada, su copiloto es César Quintero, su amigo y compañero de equipo. En el trayecto que va de El Recreo al parque Universitario, va sonando la canción “Bailando”, de Daddy Yankee, mientras Gregorio la tararea. “Es que me relaja mucho, porque me dan risa las letras de las canciones. Este disco es de un concierto que él dio en Higuerote”, antes de llegar al parque, hace una última parada para echar gasolina. El reloj marca las 2:20 exactamente cuando termina de estacionarse para ir a entrenar. “Es que soy muy flojo, pero me gusta llegar temprano”, dijo antes de bajarse de su carro, lo esperaba un Caracas-Magallanes.
Fuente: http://www.liderendeportes.com/Noticias/?id=88057&sid=67
Martes 20 de octubre de 2009 6:32 AM
Por César Augusto Márquez - Foto Nelson Pulido
Martes 20 de octubre de 2009 6:32 AM
Por César Augusto Márquez - Foto Nelson Pulido
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