La lluvia que cayó a mediados de la tarde y principios de la noche sobre la ciudad capital, fue como un presagio del llanto que esperaría a los aficionados de los Leones quienes diligentemente se apersonaron en múltiples establecimientos de la capital, al no conseguir entradas para el decisivo séptimo juego ante los Tigres de Aragua.
Fue a las 10:00 de la noche cuando se dio la voz de play ball de un cotejo pautado para las 7:30 pm del viernes.
Una vez que los Tigres arrancaron con 4 carreras en el segundo inning, todo pareció colocarse en la vía para que los aragüeños se llevaran su tercer cetro seguido y octavo en su historia, quinto bajo la sapiencia de Buddy Bailey.
La alegría duro poco en los caraquistas, pero fue mejor observar el cívico comportamiento en donde dos grupos rivalizaron para que ganara el mejor.
Y ese fue Tigres de Aragua y su fanaticada.
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