Recent News

10/recent/ticker-posts

Header Ads Widget

Tigres lo hizo - Tricampeón con sus rayas bien puestas

Imponente en su despliegue ofensivo, bien metido en el gran papel de aspirante monstruo, y ya en una séptima final de amplias calidades por parte de las dos novenas, el conjunto de Buddy Bailey reeditó por todo lo alto el imbatible rango de resplandeciente monarca de la pelota venezolana
Y pensar que los Tigres entraron, a ras del piso, a la final del beisbol profesional venezolano tras liquidar a La Guaira en juego extra. Nadie -poquísima gente, pues- daba un solo papelón de los feraces cañamelares de San Mateo por ese pitcheo vacilante.
Después de la tempestad, no obstante, anoche llegó la calma. Bailey, siempre fiel a la ruta marcada por sus penetrantes intuiciones tácticas, ordenó el vamos a jugar muchachos, y a repetir la dosis del jueves para que no cupieran objeciones.
TRES TÍTULOS CONSECUTIVOS
Frank Kremblas, su impenitente adversario, también lo puso todo sobre la mesa, incluido extenso relevo de José Ascanio. Acaso su decisión más osada. Perfectamente comprensible, justa y necesaria, al tentar el milagro en el diamante de Los Chaguaramos cuya leyenda recibió otro agregado de lujo al convertirse en albergue para el séptimo de esta final de ribetes inéditos.
Aunque muy valiente y digno, lo mismo que el adversario, el Caracas vio derrumbarse sus certezas de imbatibilidad en el templo universitario por excelencia. Aquella explosión de días atrás, al ganar dos de tres en el José Pérez Colmenares , y la perspectiva de dos seguidos en su propia guarida, desaparecieron a golpes de batazos, hábiles movimientos en las almohadillas y esas infortunadas pérdidas de rumbo en disparos a los cojines.
"YA" ES "YA"
Era anoche o nunca. Pero los Tigres, fieles a las garantías que se ofrece a quien ataca primero, se encaramaron con la ventaja que, además, premia el cumplimiento de las leyes no escritas, pero seguras, del beisbol: Después del error -de Luis González, qué se le podía hacer- llegó la devastadora conexión de tres carreras de Matt Tolbert.
Hubo respuesta, empero, y se le puso corazón en la encendida acera de enfrente. Alex Cabrera con su carrera impulsada, la sexta de su cosecha en esta serie final -Scutaro hacia la goma- marcó el verdadero primer gran momento para la afición capitalina dentro de sus persistentes ilusiones, bien fundadas además.
Eran ya las 10:15 de la noche cuando el Universitario, animado por fin, estalló. Los peloteros, como activados por un resorte profundo, salieron a recibir al corredor que, en acompasada marcha, les llevaba la esperanza bajo un cielo al fin recogido al cierre del cuarto episodio.
Jackson, a la carga en el quinto -no había outs- y enseguida Luis González, con su hábil pesca de una recta que se quedó a media asta, le metieron más combustible a las tribunas.
Y entusiasmaron a Maldonado, con un flai que parecía ir lejano aunque fue suficiente para colgar la segunda anotación ante la confusión del serpentinero Bazardo. El esfuerzo, sin embargo, le costó la presencia por el resto del juego. Lissón, quien había expresado su apetito de oportunidad en la noche crucial, vio caer del cielo la ocasión de ingresar, para encargarse de la antesala.
VÍCTOR "GARRA DE TIGRE"
Poco a poco aparecieron las pequeñas cosas -los pasos firmes y bien medidos- que tornan grande a un equipo en su reacción . Y el honorable, de pie. Calentándose también. Regresaba el Caracas. Así se acercaba el momento de mostrar -en la parte de arriba del sexto- los cortantes perfiles del dramatismo y la decisión de ir a más: Colisión de varones en el plato. Alex Romero en el intento de tumbarle la pelota a Maldonado y el receptor león exitosamente decidido a proteger esa última frontera en cuya defensa recibió dolorosa contusión de guerra.
Si los Tigres no habían logrado retornar efectivamente a la circulación en las bases desde el segundo capítulo, la segura monticular de Víctor Moreno representó inmenso contrapeso delante del envalentonado Rey del Universitario, apenas contenido hasta el momento.
Y así colgó un gran cero en una sexta entrada donde los desatados Leones lo cercaron con los mayores exponentes de su ferocidad. Castillo se le zafó temprano y más atrás llegó El Samurai. Al instante se crisparon los sensores de alarma con la temible presencia de Chucho Guzmán. Alentado sucesivamente por Ronny Cedeño y Alex Delgado, el derecho aragüeño le trasquiló la potencia al Más Valioso.
Todavía quedaba en pie el flamígero bate de Melián. Sin perder el hilo del conteo, y a punta de cambios, sacó de combate al vigoroso melenudo con una curva que probablemente no fue lo más lucido de su repertorio pero funcionó para respiro de los campeones.
Hecho de fibra competitiva, y después de dos outs al cierre del séptimo, Gregorio Petit hizo sentir de nuevo la anhelante presencia leonina gracias a la oportuna utilidad de su arma con una chispeante detonación por todo el medio del terreno. Buddy Bailley transmitió el urgente llamado a filas para Evan McLane. En la prueba contra Armando Ríos, siguiente adversario en el cajón, se estableció la tensión siempre estresante de zurdo contra zurdo. Un elevado, sin embargo, puso el definitivo alto a la intentona de los melenudos. Hubo todavía un respiro final-en el noveno- más la reacción fue cortada en seco tras agregar otra carrera.
Sería suficiente a despecho de las dos oportunidades que le quedaban a los Leones: El rally de la octava entrada ya no dejó lugar a dudas acerca de la mejor disposición para, además, seguir haciendo historia.
Los Tigres llegaron para quedarse por otro largo período en la cima.
Por JOSÉ VISCONTI

Publicar un comentario

0 Comentarios