Hace 30 años, el oriental alcanzó el título de jonrones y empujadas en un hecho inédito para nuestro beisbol
Galarraga siguió la estela de Armas (Créditos: Archivo)
Antonio Armas, el primer gran bateador criollo de fuerza, cumple tres décadas de haber alcanzado los títulos de jonrones y empujadas, gesta que le abrió el camino a una nueva generación de bateadores criollos en las Grandes Ligas.
“De esa hazaña lo primero que se me viene a la mente es que yo no lo creía”, dijo Antonio Armas con la serenidad y humildad que lo caracteriza. “Que un venezolano, un muchacho de un pueblito vaya a quedar líder jonronero, líder empujador de las Grandes Ligas, fue grande”.
El criollo, oriundo de Puerto Píritu, estado Anzoátegui, trazó una fuerte disputa contra los grandes toleteros de la década. “Fue luchar con muchas cosas, incluso con los mejores peloteros de esa época, Dave Kingman, Jim Rice, Reggie Jackson, Lance Parrish y muchos otros bateadores de largos kilometrajes”, agregó el primer slugger criollo, quien con 30 años de edad finalizó con 43 jonrones y 123 empujadas esa campaña, líder en todas las mayores.
“Sucedió motivado a la buena temporada, todo me salió bien gracias a Dios. Alejado de las lesiones se me dio”, apuntó el oriental. “Estoy agradecido con la directiva de los Atléticos de Oakland, quienes fueron los primeros en darme el chance de jugar todos los días, cosa que no hicieron los Piratas. Cuando pasé a los Atléticos se me abrieron muchas puertas, luego me cambiaron a Boston y las cosas se me dieron”.
El venezolano fue esperado con mucho júbilo en el país. “Tuve un recibimiento muy bonito a mi llegada a Venezuela. Recuerdo que cuando llegué estaban todos los periodistas en el aeropuerto. Nos colocamos en la zona VIP y se realizó la rueda de prensa, fue un momento muy emotivo en mi vida”, describió el oriental.
David Concepción, ex campocorto de los Rojos de Cincinnati, celebró aquel momento inolvidable. “Yo estaba en la Liga Nacional, pero le seguí los pasos. Les decía a los de este lado que teníamos un venezolano con poder allá”, indicó con regocijo. “Todos sabíamos que era un monstruo con ese poder tan natural, sin necesidad de levantar pesas ni hacer esas cosas que se ven ahora”.
“En aquella época ganar un título de jonrones en las Grandes Ligas con tantos jugadores de jerarquía y poder era imposible”, dijo Luis Salazar, quien jugó con los Padres de San Diego en 1984. “Antonio se caracterizó por enviar la bola más allá de los primeros cinco escalones, gracias a su gran poder. Estuve siempre pendiente de lo que hacía”.
Antonio Armas rompió un hito entre los peloteros criollos al marcar un nuevo camino para una generación de talentosos bateadores de fuerza.
Por Manuel Bitar
28 de Septiembre de 2014 - 08:00 a.m.

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